El Real Madrid volvió a sufrir una decisión surrealista en el duelo ante el Girona. El conjunto blanco, que ganaba por 1-0, vio como Melero López paraba el encuentro para ir al VAR a revisar un penalti inverosímil. En una acción a balón parado, el balón golpea en el pecho de Asensio y el rebote le pega en la mano. No lo dudó el colegiado, a pesar de que la norma señala que si viene de un rechace no es punible, y pitó la pena máxima, que Stuani transformó.
Iglesias Villanueva desde la Sala VOR de Las Rozas, reclamó la atención de Melero López por una jugada que había pasado desapercibida por completo. Asensio encogió sus manos para protegerse del balón y este le golpeó en el pecho. Después, el rebote le va directamente a la mano, por lo que se trata de una mano involuntaria que viene de un rechace.
Aún así, Melero López, que había desquiciado ya a los madridistas por la permisividad a los jugadores del Girona durante todo el encuentro, señaló el punto de penalti. No se lo podían creer los jugadores del Real Madrid, que vieron como un partido en el que les había costado en exceso deshacer el empate, volvía a las tablas en los últimos compases.